viernes, 2 de septiembre de 2011

EL HEMISFERIO DOMINANTE

Me duele el cuello. Todo mi trapecio derecho está contracturado. Los culpables son el ordenador y el sueño inquieto. La maldita manía de somatizar. Tengo que organizar las agendas y las biografías de seis personajes. Todo debe coincidir en el espacio, en el tiempo. Los actos, las emociones, las motivaciones. Un tiempo que también debo inventarme. Un espacio que no existe. Es mucho trabajo, así que mi lado derecho se declara en huelga. Mi hemisferio dominante.
A pesar de todo no puedo despegarme del ordenador, pero solo para distraerme en cosas que no vienen al caso, salvo para alimentar mi resistencia.
Ayer, en un rapto de desesperación, recorrí varias papelerías en busca del bolígrafo perfecto. Algo tan tonto como un bolígrafo agradable puede motivarme para que no me separe del cuaderno (en la primera fase todo lo escribo a mano). Encontré algo parecido a esa perfección, al menos en la suavidad del trazo, en la velocidad, y en el precio.
Hoy me he levantado sin apenas poder enderezarme, ni girar el cuello. Duele. Y tengo sensación de mareo. No tengo ganas de sostener el boli maravilloso. Ni siquiera sé cómo estoy escribiendo esto. Todo es a la desesperada, la necesidad de mover los dedos, el hambre de palabras. Se me olvidaba el dolor de cabeza.
Bendita transitoriedad.

3 comentarios:

  1. Que bien escribes y que regalo tan estupendo leerte

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  2. Tiene que ser de lo más divertido e interesante eso de tener una historia ya rondando la cabeza, y ponerse a imaginar y crear esos personajes, sus agendas y sus biografías; Me das una cierta envidia la verdad; Algún día tengo que intentarlo, aunque solo sea por el hecho de disfrutar haciéndolo.
    Un buen masaje en ese cuello y un poco de descanso seguro que consiguen que la sensación del boli nuevo entre tus dedos vuelva a ser estupenda.
    Que te mejores cuanto antes, para que disfrutes del boli cuanto antes, y así podamos disfrutar de lo que sea que salga cuanto antes también ;o)
    Besos.

    Jesús.

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  3. Isita: El regalo es vuestra generosidad: por leer, estar dispuestos a disfrutarlo y, luego, transmitirlo. ¡Gracias! Un beso grande.

    Jesús: Pues ¡anímate a escribir! No lo dudes. Aunque por momentos puede ser desesperante, incluso doloroso, es lo mejor del mundo. (¡¿qué te iba a decir yo?!). Y estoy segura de que será un placer leerte.
    Un besote.

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