sábado, 22 de octubre de 2011

UN REGALO

He releído para clase El río del olvido, del gran Julio Llamazares. A veces ocurren estas cosas felices, que la obligación se convierta en devoción. Regalos.
Además de demostrar que es posible escribir ciento ochenta y tantas páginas y mimar y cuidar con tacto exquisito cada palabra, es un libro escrito con el amor propio del trabajo bien hecho. Como si cada frase encontrara en sí misma la motivación y el sentido. Y esto es en sí una enseñanza para los que empezamos. Y un aliciente. Así que es imposible no leer el libro con un sonrisa, y no aceptar el reto. Los retos. La escritura y la vida.

Porque luego está la infancia. La de cada uno. Esa que da miedo revisitar, aunque tal vez llegue un momento en que no haya más remedio, si es que se quiere comenzar la vida adulta. Volver a esos paisajes de los veranos de la niñez y aceptar y encajar el paso del tiempo, los abandonos, la decrepitud y el olvido. Quienes somos. La necesidad y la maravilla de que el tiempo pase y nuestra condena se cumpla. El necesario recordatorio de la impermanencia.
Volver a donde fuimos ingenuos y, con suerte, felices, para comprobar que ya nada de eso existe y que, por lo tanto, solo tenemos lo de hoy. Quizá no haya mayor refugio que entender esto, con esperanza justa, con templanza. Mirar aquellos paisajes y comprobar que siguen siendo bellos aun cuando ya no estén intactos. Que sigue habiendo belleza en lo que olvidamos, a pesar de que lo olvidemos.

2 comentarios:

  1. Apuntado el libro en lista de espera. Lo leeré, por cómo lo presentas.

    Saludos,

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  2. Estoy convencida de que, si te gusta la literatura de viajes, te gustará.
    Gracias por venir, Miguel.

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