miércoles, 28 de septiembre de 2011

VENENO

"(...) ¿Y qué se aprende escribiendo?, preguntarán ustedes.
Primero y principal, uno recuerda que está vivo y que esto es un privilegio y no un derecho. (...)
Segundo, escribir es una forma de supervivencia. (...)
No escribir, para muchos de nosotros, es morir. (...)
Si no escribiese todos los días, uno acumularía veneno y empezaría a morir, o a desquiciarse, o las dos cosas.
Uno tiene que mantenerse borracho de escritura para que la realidad no lo destruya.
Porque escribir facilita las recetas adecuadas de verdad, vida y realidad, que permiten comer, beber y digerir sin hiperventilarse y caer en la cama como un pez muerto."
Ray Bradbury, Zen en el arte de escribir.

No tengo muy claro qué es eso de la realidad. No sé si es lo que veo en los telediarios, o cuando salgo a la calle. O cuando me meto en la cama y cierro los ojos y respiro profundo. Es posible que sean las piezas de un todo. Imágenes, percepciones, sensaciones, sentimientos, ideas acumuladas, un cieno tóxico que resbala por las paredes del vaso y se acumula. Y puede que rebosara (y rebosaría, y ha rebosado) si no pudiera escribir, si no tuviera amor y ese algo inexplicable que es la esperanza.
Son muchos los que dicen que la realidad la creamos cada uno.
Entonces, ¿qué es lo otro, lo de fuera?
A estas alturas no voy a sorprenderme por no entender nada. La cosa, bien pensada, es simple. Como hoy. Me levanto y me digo voy a estar bien. No porque esté mal, es como tomar vitaminas. Me preparo un café y me siento a la mesa. Y empiezo a escribir. Y a partir de esa higiene matinal suelo reparar en lo extraño que es estar vivo, lo acostumbrada que estoy, y el error tan grande en el que habito: como si fuera a ser eterno. ¿Cómo será no ser?
Que los muertos no escriban puede que no sea un hecho tan desgarrador. Después de todo, es posible que no lo necesiten: ya serán inmunes al veneno.


3 comentarios:

  1. Jo, qué cosas dice Ray, ¿no? :-)
    No me resisto a`poner un fragmento de la estupenda Labia de Eloy Tizón:
    "¿Por qué lo haces (escribir)? ¿Es por vanidad, lástima, orgullo? No. Lo haces porque volcarse sobre el folio es la única salida para alguien que como tú padece una intoxicación de palabras. Para gente así no existen compensaciones. Es cuestión de todo o nada. La diferencia que hay entre escribir y no escribir es la misma diferencia que entre estar vivo o estar muerto".
    Y dicho esto no diré más porque Eloy lo dijo tan bien que no se me ocurre qué añadir.

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  2. Según parece sí hay cosas en las que estamos de acuerdo algunos seres humanos. Al menos Tizón y Bradbury.

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  3. Bradbury, Bradbury.

    'Cuando veo escrito el nombre de Ray Bradbury, siempre me viene a la memoria el diálogo entre dos hermanos, Tom (10 años) y Douglas (12 años), en ‘El vino del estío’, realmente conmovedor:

    -Tom-dijo Douglas, prométeme algo, ¿sí?
    -Prometido, ¿qué es?
    -Eres mi hermano y te odio a veces, pero no te separes de mí, ¿eh?
    -Me dejarás entonces que ande contigo y los mayores?
    -Bueno…sí…aun eso. Quiero decirte que no desaparezcas, ¿eh? No dejes que te atropelle un coche y no te caigas en algún
    Precipicio.
    -¡Claro que no! ¿Por quíén me tomas?
    -Y si ocurre lo peor, y los dos llegamos a ser realmente viejos, de cuarenta o cuarenta y cinco años, podemos comprar una mina de oro en el Oeste, y quedarnos allí, y fumar y tener barba.
    -¡Tener barba, Dios!
    -Como te digo. No te separes y que no te pase nada.
    -Confía en mí.
    -No me preocupas tú –dijo Douglas-, sino el modo como Dios gobierna el mundo.
    Tom pensó un momento.
    -Bueno, Doug –dijo-, hace lo que puede.'.

    Saludos.

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